Dos hombres miden la altura de los pinos. Una mujer escucha lo que los árboles dicen. Los niños y niñas del pueblo montan tiendas de campaña. Una nube de puntos digital revela el bosque. Siempre llamaron a ese lugar “el Paraíso”. Tras el abandono de los pueblos durante los años 60 en el Valle de Arce, el Gobierno de Navarra plantó pinos en los campos que eran pasto para los animales. Después de 50 años, en un pueblo repoblado en los 80, los pobladores han decidido talar los pinos y recuperar sus campos.